Cuando llegó el momento de abandonar mi
ciudad, pensé en Cuestiones… y fui a buscarlo a la biblioteca. Ahí estaba, un
libro en Buenos Aires, y ahí debe seguir el fantasma de mi ejemplar, de mi
estante y también mi fantasma acercando la mano. Soy de Boedo y de San
Cristóbal, a la manera de Costantini creo haberle apretado la cintura a Buenos
Aires, y quizá, que otro lo diga, haberle hecho un hijo de sangre y memoria. Cuando
llegó el momento de hallarme en mi nueva ciudad: Gualeguay, pensé en Cuestiones…,
y ya no hubo que buscar, y no hubo necesidad de fantasmas, sólo pasar páginas,
espiar, ausentarse y volver: “te aprieto como nunca, / te me entrego, /
mientras como en un sueño / te digo amor, / te digo / ya nunca más exilio, / ya
nunca más lejos de vos, / paloma, primavera, regazo, / Buenos Aires”. Cuando
llegue el momento de dejar todas las ciudades del mundo, pensaré en Cuestiones…,
ojalá lo tenga cerca, para irme desde Buenos Aires, mi ciudad cuna, no sin antes
pasar por Gualeguay.
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