(…)
Hay en La marca de Gualeguay una sociedad
de personas y relatos, de lugares de ayer mezclándose con pinceladas que
“hacen” al paisaje presente. Es en este cruce de caminos, de tiempos y de
pensamientos, donde se comprueba una de las señales de fundación de la
ciudad/río: su presencia de universo en el límite: el lugar donde se tocan los
mundos de los que ya han partido: una comunidad de buenos fantasmas, y los de
aquellos que aún transitan el día a día haciendo la vida. Gualeguay como puente
abrazando las orillas del Gualeguay: alma, esencia, que desde el principio sabe
de la vida y de la muerte. (…).
martes, 7 de noviembre de 2017
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