Cómo
encuadrar a Jorge Luis Campos, fotógrafo, artista, creador. Cómo componer el
desafío de este click palabrero (el sonido de la muerte también se da en la
tinta), qué dejo adentro, qué toco de refilón, qué del afuera, con tanta sustanciosa
imagen. Será misterio, ideas en el misterio. Foto de charla en un mediodía, en
la trastienda de Margot, en Boedo.
Llegar para
ser: Soy del 49, y soy de la ciudad. Viví
en distintos lugares del país, y dos años en Paraguay, hasta los 21, en que
volví a la ciudad. La mudanza coincidió con el inicio de mi trabajo con la
fotografía: no podría decir “profesional”, pero sí que pude vivir de ella.
Click de señal
para la memoria: Vivía en Francisco
Álvarez, camino a Luján. Tendría 10 años. Tengo registro de un padrino, Máximo,
compañero de trabajo de mi padre. Era fotógrafo aficionado, tenía su propio
laboratorio. Él vivía acá, en el centro. Cuando lo visitaba me mostraba el
laboratorio, la ampliadora, en esa época se copiaba analógico. Digo que quizá
me quedó alguna pista de ese primer contacto.
Cotidiano
quehacer en su prehistoria: Mi primera
cámara tenía lente de plástico y sacaba negativos en un formato intermedio.
Como no tenía laboratorio, con una linterna hacía copias de contacto, en mi
casa. Después todo se fue transformando en una profesión que me llevaría a ser
un realizador independiente.
Campos y
los encuentros necesarios: Estudié
periodismo, empecé medicina, fui otro hasta que tuve acceso directo a la
fotografía. Ahí me quedé. Desde los 22 no hice otro trabajo que no fuera en
fotografía, y de manera independiente. Entré en contacto con un amigo que se
dedicaba a la fotografía comercial. Mi primer laburo fue corretear ópticas para
retirar rollos para revelar y copiar, año 71. Empecé a hacer cursos de
laboratorio color. Había pocos laboratorios que hacían color, el audaz de mi
amigo era uno. No era fácil acceder a esa tecnología. Aprendí a hacer
fotografía color, y de eso vivíamos. Íbamos a provincias a hacer trabajos, como
el carnaval de Corrientes y vendíamos murales en color hechos de un día para
otro. Algo raro en esos días. Acá sólo dos laboratorios trabajaban murales
color. Tomábamos nuestras propias fotos y las vendíamos. No dependíamos de terceros.
Un rubro eran las exposiciones, en la Rural y en las provincias; trabajábamos
con las secretarías de turismo.
Campos y la
foto de rotas cadenas: en libertad. Todo un reportaje al camino cotidiano que
elige un autor para no vender el alma al diablo: La relación con la fotografía es esencial en mi vida. Fue, en un
principio, la manera de sobrevivir en este mundo, después eso fue cambiando,
fue la manera de conectarme con el mundo, de interpretarlo, y de empezar a
tener una opinión sobre ese mundo. Toda esa evolución como persona la hice a
través de las imágenes. A todos los fotógrafos nos pasa lo mismo, al principio
dependemos de los trabajos por encargo: venta de lo propio, empresas,
publicidad, etc. Luego viene la etapa de ver qué es lo que yo quiero hacer como
realizador, como autor; ahí es cuando vas encontrando la forma de alejarte del
trabajo que satisface al otro, y pensás en vos, tus ideas: llegar a la
fotografía de autor, a la satisfacción por el trabajo realizado. Soy un
agradecido. Hago lo que quiero. Y la suerte es parte del camino. Hoy solo acepto
un encargo si hay un respeto por la autoría y la propuesta, y si me interesa el
tema. Hice un trabajo para Eudeba sobre editores, y resultó bien.
Receta,
oficio, obra: Elijo un tema de mi
interés. En estos últimos tiempos documenté una comunidad mapuche en Neuquén.
Me interesó contar con imágenes la vida en ese lugar: costumbres, relaciones
familiares, cultura. Fueron dos años de visitas. Tiene destino de libro. En
Barcelona había visto una muestra de Martin Parr, fotógrafo inglés, sobre la
vida en dos pueblitos. Me gustó la mirada. Yo vivía en Neuquén ciudad, y me encontré
con esta comunidad. Recordé el trabajo de Parr. Pensé en qué lindo sería hacer
un trabajo así. Empecé a ir, difícil al principio, la lógica cerrazón frente al
intruso, pero ya al segundo año vivía en la comunidad. 19 visitas en 5.000
fotos en 2014/16. Pasó el tiempo de maduración, la idea es ver y que sea libro.
Libros a la
espera del click editorial: Tengo varios
libros que quiero editar con temas que me interesaron. Quisiera publicar este
año el velorio masivo de Kirchner. Lo registré porque estaba pasando algo,
desde la política, sí, pero también socialmente en la gente. Cuatro días con la
mirada en las personas, en el afuera de la Rosada. Me pareció importante, fui
al lugar, y nadie había organizado nada, era gente que fue a llorar la muerte
del hombre. Un trabajo que quedó latente. Es algo histórico.
Más sobre
Campos en libertad: Mi lógica de autor es
andar sin condicionamientos, y ver qué me pasa. Veo que tengo una mirada muy
cercana al registro de la realidad, no me atrae crear imágenes por afuera de
esa sintonía. La gente en la calle es lo que más me atrae.
Tiempos,
calles, las personas: Mi muestra “Malretrato” en Palermo K es lo que vi en las
expresiones de la gente en la calle relacionado con lo que pasaba política y
económicamente. Vi tristeza, desolación, desamparo, en situaciones que podrían
ser en un escenario donde la gente expresara alegría, por ejemplo el 9 de
Julio. La gente se expresa a través de la protesta, el pedido o la alegría. 25
de Mayo o 9 de Julio, días festivos, pero la gente estaba triste. Estaba
pasando algo, retraté y seguí retratando en otras fechas, y pasaba lo mismo. La
tristeza evidente. El retrato no es solo imagen que da identidad, cronología;
el hecho fotográfico es un pedacito de tiempo detenido que se traslada al
relato histórico.
Autor
callejero: Trabajé unos seis años el 24
de Marzo, el tema Derechos Humanos. Buscando contar lo que me pasa a través de
los retratos de la gente. Por el 2008 trabajé en “Marchas y Contramarchas” por
el tema de la 125, estuve en las dos marchas, la del campo y en la de apoyo al
gobierno. Presenté el laburo en dípticos relacionados, algo más sociológico que
artístico.
Desde el
trabajo consciente Jorge Luis Campos tomó la foto que allá por el 85 abría la
señal de transmisión de Canal 9; tomó las fotos para el libro Buenos Aires desde el cielo; tomó las
fotos en Salta y Jujuy para Fiestas de la
tierra (que espera edición), dos años de trabajo, fiestas conocidas y otras
no tanto, y que tiene textos de Héctor Tizón; Campos puede, desde el
pensamiento, señalar su admiración por el trabajo de Josef Koudelka sobre la ocupación
rusa de Praga en el 68 o por los reportajes de Eugene Smith, pero a la vez sabe
del misterio: Trabajo en la serie de
Bicicletas. Soy ciclista consumado. Un tema que ya lleva 10 años de quehacer
sistemático. Pero un día miré atrás. Alquilo bicicletas en todos los lugares
que visito: Egipto, Europa. Supe por el pasado que trabajo la serie Bicicletas
desde el 94. Sucede en la cabeza de los artistas, hacemos cosas que están
impulsadas por algo que no manejamos de manera consciente, pero que es parte
nuestra. Campos, al igual que Homero Manzi, sabe de vivir en el misterio: En lo que fotografiamos hay algo que no se
puede analizar, por qué se fotografía algo y no lo que había al lado, por qué
uno fragmentó en el rectángulo, eso sucede, es un ida y vuelta entre el objeto,
la situación y lo que ocurre dentro de uno; es irracional, no se puede explicar
el disparo, no se puede explicar el impulso.
Hasta aquí
el recorte de mi escritura para que el fotógrafo Jorge Luis Campos se retrate. Aquí
el click, en profundo blanco y negro, de un tiempo/espacio margotiano donde un
hombre apasionado trató de contar su oficio, su identidad, sus dudas y suertes.
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