Nunca fuiste bebé de andar durmiendo con
facilidad, y ojalá sea esto señal de que mañana vas a ser una mujer bien
despierta de conciencia a la que no será fácil engañar. Porque hay que buscarle
una utilidad a todas las horas de sueño perdidas por mamá Evangelina y papá
tratando de entender cada situación nocturna, cada reclamo tuyo. Atendimos con
no poco esfuerzo tus llamados, y acá estamos: los tres muy sonrientes. Anoto en
esta hoja de nuestra bitácora de Julia, que vos, Momoshi, porque seguís
llevando este nombre, a finales de diciembre de 2013, por primera vez desde tu
nacimiento: dormiste siete horas seguidas. Esa noche, te extrañamos. No
recuerdo si dormimos.
miércoles, 29 de enero de 2014
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