Pensamiento uno

Desde que descubrí el camino hacia la luz, no paro de rebotar contra la lámpara.















UPCN Feria del libro 2018

UPCN Feria del libro 2018
Presentación de "La marca de Gualeguay 1".

Pensamiento dos

A tener en cuenta: la felicidad es un arte efímero.

lunes, 19 de marzo de 2018

Mi participación en la muestra "Ventanas de Gualeguay" (17 de marzo). Fotos de Fabricio Castañeda y textos de diversos autores



La ventana de Perchivale

Un suspiro de último botón. Una última caricia de mano izquierda.
¿Último suspiro de un tango? ¿Último paisaje de un chamamé?
La alegría de amasar música, se dice Ernesto Perchivale.
Entre las almas de don Ernesto, un pensamiento hace punta en la tarde. Desde las sombras y los silencios del boliche, desde esta, su majestuosa soledad de hombre viejo que piensa, mira entonces a través de la ventana cerrada con abrazo de maderas, y alcanza a ver el curso de un tiempo que amanecerá, que será, cuando ya lleve casi una eternidad de muerto.
Siempre se trata de una eternidad limitada, tanto la vida como la muerte. De eso hablo, se chamuya don Ernesto. Estuvo bien si en algún momento, cuando jóvenes, con tanto derecho fuimos inmortales, eternos, invencibles; y habrá estado bien cuando de tanto estar muertos dejemos también esa eternidad de lamento y ausencia; porque al fin naceremos en el profundo abrazo del olvido.
Pero mientras seamos eterna memoria en la muerte, no faltará quien se arrime a esta ventana, ahora cerrada, y quizá mañana también, para decir que aquí adentro, una vez, supo imaginar un hombre al que le gustaba tocar el bandoneón.
Es posible que suceda, en una tarde, que un alucinado asegure haber escuchado un último suspiro de botón, una última caricia con la mano que llega directa al cuore. Habrá también quien se pregunte por el destino del instrumento. Habrá todavía muchas palabras cuando don Ernesto muerto sea.
El pensamiento amasado, como si de música se tratara, derivó por el canal abierto en la madera. Un aroma de ausencia casi al pie. A jugar en el tiempo -se dijo don Ernesto-, que hoy es buen día para entender de futuro.
Hasta este día, a través de la ausencia, el aroma: madera que falta y pasaje otoñado, llega una memoria de buen fantasma.
Sucedió en uno de esos momentos de amable remanso que a veces guarda la tarde. El final del silencio de la mano del primer grillo, el canto de una rana, y esa música que llega hasta el borde impreciso del misterio. Desde este misterio se escapó un último suspiro en la ciudad/río de Gualeguay.

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