Pensamiento uno

Desde que descubrí el camino hacia la luz, no paro de rebotar contra la lámpara.















UPCN Feria del libro 2018

UPCN Feria del libro 2018
Presentación de "La marca de Gualeguay 1".

Pensamiento dos

A tener en cuenta: la felicidad es un arte efímero.

martes, 14 de mayo de 2013

Una historia para Julia (XXXVIII)

En medio del proceso de mudanza ocurrió algo azaroso. Pienso que a esa altura de los acontecimientos, ya tendrías real percepción de que el mundo de colores y formas que habías contemplado durante casi todo tu primer año, había dejado de estar a la vista. Papá lo guardaba en cajas de cartón y bolsas. Hilo y cinta de embalar, tornillos y maderas, todo había dejado de ser, y era extraño para nosotros, que en teoría comprendíamos más que vos. Sin dudas el desarmado del rompecabezas te habrá afectado. Faltaban pocos días para la partida, y me entero de que mi amigo poeta Rubén Derlis, presentaba su último libro, el sábado previo a la mudanza, en el café La Poesía de San Telmo. Mamá y vos viajaban a Gualeguay el viernes, el sábado la presentación y el lunes la mudanza. Preparé el mínimo indispensable de ropa hasta el lunes, el resto a la bolsa. Para el sábado dejé el saco en una percha. Y andaba con el saco de acá para allá, lo colgaba y enseguida lo tenía que correr debido a mi rol de papá embalador del mundo. Fue cuando me di cuenta de que había quedado libre el clavo de donde colgaba el cuadro del abuelo Rolando: El color que cayó del cielo. Claro que después de colgar el saco reparé en que quedaba exactamente sobre tu corralito. Fue inmediato, estabas seria, mirabas a la altura con desconfianza y me mirabas. Pensé que ibas a llorar, lo descolgué y te lo acerqué dando las explicaciones del caso. Vos lo tocaste y todo volvió a la normalidad: el saco de papá, pero hasta que volví a sostener la percha en la pared. Tu desconfianza volvió a decir presente. Dejaste de jugar, te molestaba esa impostura de hombre o de papá. Entonces lo entendí y lo descolgué definitivamente. Te dije: Julia, vas bien, que nunca te gusten los disfraces, que nunca aceptes que alguien te mire, confiado, desde arriba. Después pensé en que la mentira y la moneda muchas veces se sostienen de un clavo. Quiero que sepas que no figuran entre las bellas artes.