Llorar como cuando murió mi viejo
comprender que la felicidad se va aguando
que fui joven cuando los goles
y con canas cuando con tres dedos astilló al poderoso
potrero de pelotazo inatajable
entender que todos nos quedamos más solos
llorar desde el mediodía de ayer
cuando comenzó el eterno día de esta lágrima
memoria del aroma que lo vio nacer
imperfecto en libertad
hacer de la vida un intento apasionado
alegría que se cultivó en el aire
como música de sueños
desde abajo
es la manera de contar las historias.