Me pasó varias veces mientras caminaba Buenos
Aires. Me pasó, creo, después que entré en mis años 40. Cada vez que veía a un
hombre de mi edad caminando de la mano con el hijo, chiquito, como ahora sos
vos, Julia, lo miraba y sentía, y entendía, que algo muy importante me había
perdido. Quiero contarte que cada vez que salimos a la vereda, a media mañana
de este invierno, a caminar hasta las dos esquinas, y a saludar a Enrique y
Mariano en el almacén, pienso en aquellos días de gran ciudad cuando yo
caminaba sin llevarte de la mano. Hoy te acompaño los pasos, eso parece, porque
en realidad sos vos la que ya acompaña los míos. Nos vamos de la mano. Tuve
esta gran suerte en mi destino. Caminamos la vereda de Carmen Gadea 222, donde
nos espera mamá Evangelina. Caminamos haciendo la vida. En Gualeguay, Entre
Ríos.
miércoles, 18 de septiembre de 2013
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