Estaban de visita la abuela Adela y el tío
Alejandro. Jugabas en el patio. Ibas y venías, hablabas, pateabas una pelota,
jugabas con un muñeco. Estábamos todos bajo la galería. Quisiste ver las antenas
de cerca, qué papá más exagerado, y entonces te hice upa. Pero el protagonismo
de las antenas fue dejado de lado por la presencia de una avioneta que volaba
en círculos a buena altura. La viste y entonces nos movimos entre los árboles
para que pudieras seguirla con la mirada. Se fue. Cuando al rato volvió a
aparecer, vos estabas parada en el patio: ¡oooohhhh!, dijo tu asombro, y
señalabas con el dedo al cielo. En un segundo bajaste la vista, y buscaste a tu
muñeca Kitty para que ella también viera la avioneta. Pasaba igual que con las
antenas. Pero cuando alzaste a Kitty te diste cuenta de que tu amiga no miraba
al cielo, te miraba a vos. Se miraron. Y rápidamente la hiciste girar y quedó de
cara al cielo. Sí, Julia, en esta vida, muchas veces, vas a tener que resolver
igual de rápido.
jueves, 13 de marzo de 2014
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